Investigación en un yacimiento arqueológicoEl expolio en yacimientos arqueológicos crece con la crisis, alentado por el mercado negro.

La impunidad penal con la que casi siempre se despachan los ataques al patrimonio histórico es uno de los factores que ha alentado el resurgir de grupos y bandas especializadas. En Andalucía, con más de 3.000 yacimientos arqueológicos catalogados, es uno de los lugares favoritos con mercado negro que mueve millones de euros.

La Guardia Civil ha detenido a seis personas en Alcolea del Río y Brenes (Sevilla) que llevaban casi una década desvalijando yacimientos arqueológicos de Castilla-León y que habían sustraído un busto de mármol del emperador romano Marco Aurelio en una iglesia de León. “Esta banda empezó a operar en Sevilla y más tarde, conforme fueron conociendo el mercado negro, se fue expandiendo por otras comunidades”, apunta Jesús Gálvez, jefe del Grupo de Patrimonio Histórico de la Unidad Central Operativa (UCO).

“Conocen bien la zona antes de perpetrar sus robos”, añade el comandante Gálvez. Los agentes sostienen que los saqueadores suelen contar con un intermediario que les compra la mercancía para, después, intentar introducirla en el mercado lícito con facturas falsas u otras formas de blanqueo. Otras veces la venta se hace directamente a coleccionistas nacionales e internacionales.

Uno de los expolios de este tipo que alcanzó mayor relevancia fue el de dos capiteles cordobeses de época omeya que acabaron en la sala de subastas Sotheby´s de Londres, aunque finalmente la puja, que llegó hasta las 70.000 libras, quedó desierta.

El Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil realiza cada año más de 500 actuaciones por expolios arqueológicos en el país y Andalucía está, junto con Valencia y las dos Castillas, entre las comunidades más afectadas. “En los últimos tiempos están aumentando las denuncias por el uso ilícito de los detectores de metales”, indica Jesús Gálvez.

Más desprotección sufren aún las pinturas rupestres, muchas de las cuales ubicadas en las sierras de Jaén, Granada y Almería fueron declaradas hace 15 años Patrimonio Mundial por la Unesco. “El principal daño viene de la mano del hombre porque no existe la suficiente concienciación para conservar un legado con más de 6.000 años de antigüedad”, explica Manuel Gabriel López Payer, doctor en Prehistoria de la Universidad Complutense y consejero del Instituto de Estudios Giennenses (IEG).

Fuente: Cádiz Directo