Hace unos días escribí una pequeña reflexión en la red social Facebook, a raíz de todo lo sucedido con los cascos celtíberos de Aranda de Moncayo, y la posterior incautación de un importante lote de restos arqueológicos.
Que los estados son los máximos expoliadores por acción y por omisión es algo que aunque cueste reconocer, está más que claro. Pero es que resulta tan fácil cascarle a un tío con un detector y hacer la vista gorda con los desmanes de la administración.....que para que calentarse más la cabeza. Si una mentirijilla cuela como verdad universal, "pa qué remover la mierda". No quiero yo con esto decir que el individuo en cuestión debería irse de rositas, no, nada de eso, lo que quiero decir es que empezando desde el primero que sabía del asunto y consintió, hasta el último, deberían estar todos imputados por expolio grave.
Para ejemplo un botón: Almuñécar (Granada) almacenaba un valioso patrimonio arqueológico en el sótano del centro de salud
Esto con la Ley en la mano, es un expolio en toda regla. Se tratan de materiales procedentes de excavaciones oficiales, que se encontraban almacenados donde no debían, y sin sigilar, con lo cual, no existe forma humana posible de relacionar cada cosa con su yacimiento y su respectivo contexto de aparición. Básicamente, el resultado es el mismo que en el caso de los expolios de Aranda del Moncayo; miles de piezas arqueológicas aparecidas, que carecen de contexto. Sin embargo, jamás se han depurado responsabilidades, ni ha habido nadie que oficialmente de una explicación coherente de porqué ha ocurrido esto. La clave es que este tipo de cuestiones salen baratas y nadie las tiene que pagar.
Otro caso: Los arqueólogos rescatan el cementerio milenario de Almuñécar
Para cuando se ha ejecutado la limpieza, algunas tumbas estaban ya gravemente afectadas por el enraizado de la maleza, lo que supone un expolio por omisión en el deber de tutela.
Y otro: Aparecen documentos de la Junta en un descampado junto a la ribera del río Genil
Para esta sobran los comentarios.
Y otro más: Un labriego en la 'Via Nova'
Este es el típico ejemplo administrativo de preservación del contexto arqueológico. Ese que los aficionados a la detección destrozan a diario cuando buscan en los terrenos de labor.
http://www.youtube.com/watch?v=XOUHbsT6iUo
Esta es otra noticia de expolios, en esta ocasión protagonizada por una asociación de aficionados a la detección.
Esto en lo que a nivel administrativo se refiere. Pero lo más sangrante, es que las personas que han hecho de la arqueología su vida, terminan por no hacer nada para evitar este tipo de cuestiones. Lo más, se reduce al típico pequeño manifiesto, que cuando llega a las administraciones competentes, sirve para proveer de papel los aseos de los funcionarios.
De alguien que ha sacrificado una importante parte de su tiempo para titularse en una profesión que es eminentemente vocacional, esperaría algo más parecido a lo que hace por ejemplo Greenpeace. No se.......por ejemplo ponerse delante de una excavadora para que se pare la obra y no destroce tal o cual yacimiento, manifestaciones en las Delegaciones correspondientes o cualquier cosa que realmente me haga pensar que se trata de gente comprometida con lo que hace, en lugar de gente atemorizada ante el poder de la administración, o de gente que al llegar, se ha acomodado y que ha olvidado el verdadero motivo para el que se preparó. No creo que un arqueólogo tenga que desempeñar la función de policía patrimonial, ya que esto debe ser una obligación de todo ciudadano, pero al tratarse de gente que trabaja para escribir historia, sí que espero que con mayor celo hagan todo lo humanamente posible para proteger las fuentes que le sirven de vehículo para desarrollar su trabajo, y lo cierto, es que esto está muy lejano a cumplirse.
Francisco J. Matas