Tras un largo día de playa cuando el Sol comienza a perderse por el horizonte empezamos a recoger las cosas para marcharnos a casa. Mientras tanto vemos a una persona, vestida completamente, con unos cascos en sus orejas que comunican con un objeto que lleva entre las manos. Parece un palo de escoba pero en lugar de terminar con un cepillo tiene en su punta una especie de plato que va paseando de manera uniforme por el terreno; de un lado a otro, con movimiento pendular. De vez en cuando, parece que algo le llama su atención, se agacha y escarba en la arena. Es un detector de metales y busca algún objeto descuidado entre la arena con la esperanza de que tenga algo de valor.

Esta imagen la he visto en cantidad de ocasiones. Aunque puede resultar una actividad un tanto inofensiva, el uso de los detectores de metales en la playa no es la única utilidad de estos objetos en manos de aficionados a la búsqueda de tesoros. La actividad más controvertida es la búsqueda de objetos dentro de yacimientos o zonas arqueológicas. Algo que se encuentra en un limbo legal al que habría que ponerle límite.

Qué son los detectores

Los detectores de metales son, como he descrito detectormás arriba, objetos con un mango alargado y con asas terminado en una superficie plana en forma de plato donde se encuentra un sensor con corriente eléctrica. Desde este plato se envía una corriente eléctrica hacia el suelo y cuando un objeto metálico se encuentra en el camino de la corriente, ésta se distorsiona y emite un sonido característico que avisa a la persona que en ese campo hay un objeto metálico.

Además del uso de estos objetos detectores de metales en excavaciones arqueológicas hay gran número de personas aficionadas a la arqueología y la historia que los manejan para buscar piezas antiguas, como hobby. Sin embargo, hay que decir que este hobby aparentemente inofensivo, tiene sus peligros para el patrimonio si no se lleva a cabo con cuidado.

En general, los detectores de metales, o la actividad llevada a cabo con detectores de metales, se suele relacionar con el expolio. Últimamente somos testigos de gran cantidad de casos de expolio en España donde personas se han servido de esta herramienta , entre otras, para llevar a cabo las tropelías contra el registro material histórico. Incluso hemos visto programas realities de televisión donde se banalizaba esta actividad como si de un trabajo más se tratara.

¿Por qué tanto problema?

La Arqueología se basa en la interpretación a partir de las evidencias. Generalmente esas evidencias son materiales. Y esos restos materiales yacen en un contexto. El estudio arqueológico trata de establecer hipótesis en base a la relación entre objeto y su contexto. Qué es, dónde aparece, en qué estado, junto a qué, cómo, etc. El entorno del objeto y la naturaleza del hallazgo es, por tanto, determinante para desarrollar el estudio arqueológico y conformar la historia.

Un objeto nos proporciona gran información histórica. Podemos averiguar la tecnología, técnica de elaboración, época aproximada, uso que se le dio, materia prima que se utilizó para elaborarlo, de dónde se extrajo esa materia prima, etc. Por desgracia, muchas de estas cuestiones no son posibles de averiguar si no sabemos acerca de la naturaleza del hallazgo, dónde apareció el objeto y en qué condiciones.

Si un aficionado a los detectores de metales extrae una pieza de su contexto, está provocando un “sacrilegio histórico” al destruir gran cantidad de información del mismo. Da igual si lo hace con cuidado.

¿Va a publicar las características del hallazgo? ¿Lo va a comunicar a una empresa de arqueología o a una universidad?

Entonces de nada sirve que extraiga ese objeto salvo el mero placer de ostentarlo para sí o para lucro personal. Por eso, la comunidad arqueológica en ocasiones a demandado una legislación más dura y clara para controlar el uso de los detectores. Pero claro, ¿hace el detector de metales delincuente al que lo tiene? ¿Y un pico y una pala, materiales tambié de excavación? No es una cuestion facil de resolver y como siemrpe, cuenta con muchos matices.

Qué dice la Ley

Como ya indiqué en este artículo (publicado también en buscametales y el diario ABC) la ley recoge el trato que se debe otorgar a los hallazgos fortuitos de carácter histórico. Pero sí es cierto que la cuestión de los detectores de metales queda en el aire al no tratarse de manera explícita y con claridad.

El expolio es toda acción u omisión que ponga en peligro de pérdida o destrucción de los bienes que integran el patrimonio histórico español.

Entonces qué hacemos.

Está claro que no todos los detectoristas actúan de “mala fe”. No hay más que darse un “paseo” por algunos blogs de detectores de metales para encontrar a gente comprometida tanto con la actividad de detectrorista como con el patrimonio. 

En mi opinión debería existir mayor acercamiento entre detectoristas y personas relacionadas con la arqueología. Se debería educar a los detectoristas en el valor y respeto por el patrimonio arqueológico. Teniendo en cuenta que la mayoría son personas que sienten gran interés por la historia, deduzco que sería una medida muy aceptada. Charlas, invitaciones a yacimientos para mostrar los proyectos de investigación y enseñar qué se estudia y cómo, explicar por qué es tan importante el contexto.

Establecer relaciones de colaboración, haciendo al grupo de detectoristas involucrarse en proyectos de investigación llevaría a que éstos apoyaran y fomentaran a la vez un uso óptimo del detector de metales entre sus “correligionarios”. En países como el Reino Unido, los aficionados a los detectores cuentan con cierto reconocimiento y han protagonizado en alguna ocasión descubrimientos increíbles sin que dejaran de colaborar con los profesionales de la arqueología.

Si una persona con un detector de metales encuentra un objeto o un tesoro y lo reporta, ¿por qué no reconocerle su labor? ¿permitirle formar parte, o si no, hacerle partícipe en el proceso de extracción del tesoro? Con este reconocimiento, aunque fuera social, no económico (la ley ya se encargaría de ello) le estaríamos dando un motivo de gran peso para que no se fuera a hurtadillas a casa con el tesoro.

Código de conducta para la/el detectorista

¿Cuál sería el comportamiento adecuado de un detectorista a la hora de llevar a cabo su actividad? ¿Qué sería lo adecuado? Para evitar que esas piezas encontradas se pierdan en el mercado negro, se debe establecer una comunicación entre detectorista/arqueólog@. Por otro lado, la ley debería ser más explícita en cuanto al uso de detectores y en cuanto a la recompensa por los hallazgos. El detectorista debería evitar en la medida de lo posible lo siguiente:

    1. Evitar ejercer la actividad en zonas arqueológicas.
    2. Tratar de obtener permiso de las autoridades y avisar de la actividad que se vaya a realizar. Hace poco contactó a través del blog una persona que había intentado contactar con la policía para que le explicaran cómo actuar con su detector de metales y no recibió respuesta. Eso debe evitarse por parte de las autoridades.
    3. En caso de hallazgo, llamar a la Guardia Civil (062 )o a la Policía (091). Puedes enviar un e-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. e informar.

Si bien es complicado legislar sobre el uso del detector de metales, no se debe dejar de lado pues es una actividad que, guste o no, sucede y por lo tanto hay que afrontar.

Fuente: Arqueoblog.com (Adrián Carretón)